Se encontraba el encapuchado atormentado en su base debido a su propia inercia. Escuchaba el viento, y el sonar de las hojas de un yagrumo que parecía aplaudir. El gnomo lo vio en ese estado y se dirigió a él.
— Has vuelto a detenerte, puedo inferir que has perdido tu llama con la que empezaste— le dijo el gnomo sentándose junto a el.
—Tal como dijo Miedo— respondió el encapuchado mientras escuchaba el trinar de los pájaros— intento salir de todo esto, pero mi mente queda en blanco y pierdo la inspiración.
—Entiendo, te sientes cómodo y a la vez atormentado por las voces de tu camino.
—No puedo controlarlo, siento ansiedad y mi camino se torna borroso— dijo mientras pareció sollozar.
—Entonces haz lo que siempre has hecho, crea un puente a lo que buscas.
Esto dejó al encapuchado pensativo, cuando al fin se levantó y tomo su cuaderno. El lugar se tornó oscuro y el encapuchado materializó una espada en sus manos. Reconoció que sería la primera vez que lo enfrentaría.
—Pereza— dijo cuando de repente surgió un ser enorme de las sombras y lo golpeó tan fuerte que lo dejo en el suelo.
Parecía que estar tirado en el suelo era mucho mejor que enfrentarlo y sintió dicha tentación. En él, todo estaba muy confuso. Deseaba ser la persona enérgica que siempre fue pero era muy difícil levantarse de ese suelo. Luchar contra Pereza parecía inútil y estaba decidido a permanecer asi. Al ver esto, el gnomo corrió rápidamente y puso el cuaderno en su pecho.
—Dale, tienes que crear un puente, no lograras nada ni en el suelo ni luchando con el. Tienes que salir— le dijo el gnomo al encapuchado.
El encapuchado aun en desgane lo obedeció y al abrir el libro al azar se teletransportaron junto al hada que pareció aparecer de la nada y voló hacia el. Entonces parecieron aparecer en un bello paisaje. Comenzaron a explorar el lugar. Se encontraban en una loma de donde se podían apreciar las estrellas. Abajo, se podía distinguir el reflejo de ellas en un lago. La hada repentinamente percibió algo en el lago y e insistió en que bajaran de la loma. El encapuchado obedeció y la hada casi lo correr entre los árboles bajo la loma q lo separaban de su destino. La hada lo condujo hacia al lago pero para su sorpresa, había una mujer mirando al lago.
—Aun no esta preparado para enfrentar a Pereza— se dijo a sí el gnomo mientras el encauchado se dirigía a ella.
Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #13
— Has vuelto a detenerte, puedo inferir que has perdido tu llama con la que empezaste— le dijo el gnomo sentándose junto a el.
—Tal como dijo Miedo— respondió el encapuchado mientras escuchaba el trinar de los pájaros— intento salir de todo esto, pero mi mente queda en blanco y pierdo la inspiración.
—Entiendo, te sientes cómodo y a la vez atormentado por las voces de tu camino.
—No puedo controlarlo, siento ansiedad y mi camino se torna borroso— dijo mientras pareció sollozar.
—Entonces haz lo que siempre has hecho, crea un puente a lo que buscas.
Esto dejó al encapuchado pensativo, cuando al fin se levantó y tomo su cuaderno. El lugar se tornó oscuro y el encapuchado materializó una espada en sus manos. Reconoció que sería la primera vez que lo enfrentaría.
—Pereza— dijo cuando de repente surgió un ser enorme de las sombras y lo golpeó tan fuerte que lo dejo en el suelo.
Parecía que estar tirado en el suelo era mucho mejor que enfrentarlo y sintió dicha tentación. En él, todo estaba muy confuso. Deseaba ser la persona enérgica que siempre fue pero era muy difícil levantarse de ese suelo. Luchar contra Pereza parecía inútil y estaba decidido a permanecer asi. Al ver esto, el gnomo corrió rápidamente y puso el cuaderno en su pecho.
—Dale, tienes que crear un puente, no lograras nada ni en el suelo ni luchando con el. Tienes que salir— le dijo el gnomo al encapuchado.
El encapuchado aun en desgane lo obedeció y al abrir el libro al azar se teletransportaron junto al hada que pareció aparecer de la nada y voló hacia el. Entonces parecieron aparecer en un bello paisaje. Comenzaron a explorar el lugar. Se encontraban en una loma de donde se podían apreciar las estrellas. Abajo, se podía distinguir el reflejo de ellas en un lago. La hada repentinamente percibió algo en el lago y e insistió en que bajaran de la loma. El encapuchado obedeció y la hada casi lo correr entre los árboles bajo la loma q lo separaban de su destino. La hada lo condujo hacia al lago pero para su sorpresa, había una mujer mirando al lago.
—Aun no esta preparado para enfrentar a Pereza— se dijo a sí el gnomo mientras el encauchado se dirigía a ella.
Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #13