martes, 27 de noviembre de 2012

La Aprendiz

Se encontraba el encapuchado y el gnomo escoltando a la muchacha hacia donde quiera que ella se dirigía. Estaban atravesando un sendero del bosque que se dirigía a un grupo de casas por lo que hubo una noción de orientación. La muchacha estaba más calmada y miraba al encapuchado con notable curiosidad como si lo hubiese visto antes. El encapuchado no pudo aguantar más la curiosidad y volvió a interrogarla.

 —Aquella criatura,¿ya la habías visto antes cierto?— le preguntó el encapuchado pendiente a todo gesto de ella.

La muchacha asintió con el rostro pero no dijo nada y el encapuchado continuó.

 —Tienes que saber que esa criatura volverá y es un ser oscuro que se materializa a través de ti. Lo que me resulta curioso es ¿cómo eres capaz de lograrlo?— cuestionó nuevamente el encapuchado.

 — No lo se— dijo la muchacha por palabras primeras— desde niña siempre me ha gustado explorar. Cuando tengo oportunidad, me adentro a estos bosques porque siento como si me llamara lo desconocido. Explorando estos bosques ocurrió— hizo una pausa— que comenzó a perseguirme la criatura.

 El encapuchado notó lo que estaba sucediendo durante esa pausa, una situación delicada. Por otro lado, estaba emocionado por más de una razón. No sabía que aquella muchacha a la que dibujaba la encontraría allí, fuera capaz de materializar y le apasionará explorar.

 —Te he visto muchas veces— continuó ella— Y me ha llamado tanto la atención el hecho de que vas explorando con libertad la vida.

 —No me conoces— dijo el encapuchado entonces más serio.

 —Quisiera poder acompañarlos, poder entender un poco más.

 Las palabras de la muchacha detuvieron al encapuchado y recordó que la figura al lado de Sabiduría era quien iba a conocer. El encapuchado aceptó y la llevaron hasta frente las casas. La muchacha se despidió de ellos pero no los dejó ir.

 —¿Cómo los encontraré?— preguntó ella.

 — Adentrándote a lo desconocido— le dijo el encapuchado y se fue a la base junto con el gnomo. Por el camino el gnomo conversó con él.

 —Hay muchas cosas que me sorprenden de ella pero no se porque siento que hay algo que nos es correcto— le dijo el gnomo.

 — Descuida, ella será la Aprendiz— dijo el encapuchado ignorándolo inmerso en sus pensamientos.

 Por Angel Yamil Ortiz Torres 2012 © #39

domingo, 25 de marzo de 2012

La Sombra de la Muchacha

Se encontraba el encapuchado bajando a toda prisa junto a su gnomo por aquella loma. Aquel ser oscuro estaba también persiguiéndolos con notable furioso. El corazón del encapuchado afirmaba que allí definitivamente encontraría a su hada. Aquella que indicó cuando recibiría inspiración desde mucho antes. La silueta empezaba a tomar una forma más definida mientras se acercaban. Sin embargo, al estar enfocado en alcanzarla, el encapuchado tropieza con aquella forma femenina que definitivamente no era una hada. Era una joven, y al levantarse luego de aquel tropezón, trata de quitarle la capucha al encapuchado.

El encapuchado se asusta y se levanta rápidamente para verla. El tiempo pareció detenerse para él. Esa joven fue a quien dibujó en su cuaderno aquella vez. Era la misma que volvió a ver luego de que se reafirmó a seguir su camino. Sabía que era una señal. En el rostro de ella había una Elección. La delicadez de su belleza era tan única como la de las sirenas pero el brillo en sus ojos demostraba su pasión por cualquiera que fuese sus sueños. Algo en ella le permitía ser él mismo, como si ya existiese una confianza entre ambos. El encapuchado sentía una extraña emoción junto a ella.

Ese instante se interrumpió al llegar el gnomo. La joven se echó para atrás observando también al encapuchado. Este momento fue interrumpido por el ser oscuro que llegó hasta frente a ellos. El ser no lo conocía el encapuchado pero si al parecer la joven. Ella comenzó a gritar y el encapuchado buscó su cuaderno y materializó una espada en sus manos y fue a atacarlo. Esta criatura era fuerte y el mero golpe de sus poderosas garras hirió al encapuchado en su brazo. ¿Qué era esa bestia? Nunca había luchado contra algo como él. Entonces comprendió que sucedía. Sus armas no hacían nada porque ese ser oscuro era sombra de la joven. En ese momento corrió hasta la joven esquivando los ataques de esta bestia que el encapuchado no podía reconocer. Le dio su espada a ella y materializó en su otra mano un escudo.

—Tienes que luchar contra él. Yo te protegeré— le dijo el encapuchado a la joven poniéndose frente a ella y moviendo el escudo frente a la criatura.

La muchacha soltó la espada y se resguardó en él. En ese momento la bestia se abalanzó hacia el encapuchado pero el escudo emitió una fuerte luz que expulsó hacia atrás a la bestia que entonces huyó. La muchacha se encontraba aterrada junto al encapuchado.

  —¿Qué era eso?— preguntó el gnomo en una esquina.

El encapuchado espero a que pudiese calmarse y la interrogó.

— ¿Cómo pudiste materializar esa bestia?— le preguntó el encapuchado y al ver la cara de incrédula de la joven prefirió no insistir— Vamos, te acompañaremos.

Entonces el encapuchado y el gnomo escoltaron a la muchacha.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2012 © #38

viernes, 13 de enero de 2012

Necesidad de Actitud



Se encontraba el encapuchado en la cima de la loma y de ahí todo lo podía observar. El gnomo se encontraba cerca de él explorando el área en busca de materiales. El encapuchado estaba recordando la mujer de aquella extraña Sabiduría y abrió su cuaderno. Recordaba que le había dicho que aquella a quien guardaba en su cuaderno lo estaba buscando. Hojeó varios de sus escritos y dibujos hasta que se encontró con la imagen de la mujer que conocía de hace mucho tiempo atrás mas nunca había hablado con ella. Era el Rostro de la Mujer Definitiva, una mujer de perfecta belleza ante sus ojos. Esto también hizo desentrañar recuerdos de su pasado que no deseaba explorar por lo que cerró su cuaderno.

 Se sentía fuera de propósito mientras no se encontraba luchando contra sus propios males. Un tiempo en blanco sin nada aparente que debiese hacer o buscar. Sólo tenía su cuaderno, el gnomo y la búsqueda de una hada que el propiamente había olvidado antes. Tenía el cuaderno en sus manos pero esto no lo acercaba a su misión, siquiera estaba realizándolo. Sólo estaba en la cima de la loma esperando que algo aparentemente sucediese. Meditaba si realmente había logrado algo desde el momento en que decidió retornar mientras caía por el acantilado. 

Nada es como se espera, nos dirigimos hacia el encuentro de algo que no siempre esta presente en el momento que llegamos a él. Esto crea confusión y sólo nuestras actitudes son las que determinan  nuestro destino. Actitud, era lo que siempre le estuvo exigiendo la vida al encapuchado. El levantarse y actuar ante el camino, el mundo siempre lo ha estado esperando para que cumpliese su verdadero destino. 

El encapuchado va entendiendo esto cuando a lo lejos logra ver un pequeño celaje. Se enfocó más en él y pudo reconocerlo como su querida y anhelada hada. Rápido avisa al gnomo y ambos bajan rápidamente la loma. No obstante, no se percatan que un ser en sombras anda tras ellos.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2012 © #37