domingo, 25 de marzo de 2012

La Sombra de la Muchacha

Se encontraba el encapuchado bajando a toda prisa junto a su gnomo por aquella loma. Aquel ser oscuro estaba también persiguiéndolos con notable furioso. El corazón del encapuchado afirmaba que allí definitivamente encontraría a su hada. Aquella que indicó cuando recibiría inspiración desde mucho antes. La silueta empezaba a tomar una forma más definida mientras se acercaban. Sin embargo, al estar enfocado en alcanzarla, el encapuchado tropieza con aquella forma femenina que definitivamente no era una hada. Era una joven, y al levantarse luego de aquel tropezón, trata de quitarle la capucha al encapuchado.

El encapuchado se asusta y se levanta rápidamente para verla. El tiempo pareció detenerse para él. Esa joven fue a quien dibujó en su cuaderno aquella vez. Era la misma que volvió a ver luego de que se reafirmó a seguir su camino. Sabía que era una señal. En el rostro de ella había una Elección. La delicadez de su belleza era tan única como la de las sirenas pero el brillo en sus ojos demostraba su pasión por cualquiera que fuese sus sueños. Algo en ella le permitía ser él mismo, como si ya existiese una confianza entre ambos. El encapuchado sentía una extraña emoción junto a ella.

Ese instante se interrumpió al llegar el gnomo. La joven se echó para atrás observando también al encapuchado. Este momento fue interrumpido por el ser oscuro que llegó hasta frente a ellos. El ser no lo conocía el encapuchado pero si al parecer la joven. Ella comenzó a gritar y el encapuchado buscó su cuaderno y materializó una espada en sus manos y fue a atacarlo. Esta criatura era fuerte y el mero golpe de sus poderosas garras hirió al encapuchado en su brazo. ¿Qué era esa bestia? Nunca había luchado contra algo como él. Entonces comprendió que sucedía. Sus armas no hacían nada porque ese ser oscuro era sombra de la joven. En ese momento corrió hasta la joven esquivando los ataques de esta bestia que el encapuchado no podía reconocer. Le dio su espada a ella y materializó en su otra mano un escudo.

—Tienes que luchar contra él. Yo te protegeré— le dijo el encapuchado a la joven poniéndose frente a ella y moviendo el escudo frente a la criatura.

La muchacha soltó la espada y se resguardó en él. En ese momento la bestia se abalanzó hacia el encapuchado pero el escudo emitió una fuerte luz que expulsó hacia atrás a la bestia que entonces huyó. La muchacha se encontraba aterrada junto al encapuchado.

  —¿Qué era eso?— preguntó el gnomo en una esquina.

El encapuchado espero a que pudiese calmarse y la interrogó.

— ¿Cómo pudiste materializar esa bestia?— le preguntó el encapuchado y al ver la cara de incrédula de la joven prefirió no insistir— Vamos, te acompañaremos.

Entonces el encapuchado y el gnomo escoltaron a la muchacha.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2012 © #38