viernes, 30 de julio de 2010

Reencuentro con la Jornada

Se encontraba el encapuchado caminando hacia su base acompañado de la dama, el gnomo y la hada. A lo lejos, ya se podía ver la base que, encontrándose toda abandonada, aun mantenía la magia capaz de inspirar a cualquier contemplador de paisajes. Al llegar allí, el gnomo comenzó a arrancar las malas hierbas del área mientras la hada regaba las plantas. La Dama del Lago quedó maravillada del lugar que bien, con el ajetreo de antes, no había podido fijarse de su belleza. El encapuchado prosiguió a examinar sus plantas y lo descuidado que se encontraba su jardín. Mientras esto sucedía, la Dama del Lago se sentó sobre una piedra y quedó perpleja ante lo que observaban sus ojos. Desde la base se podía observar todo un valle pintados de tantos colores que los árboles, y los pastizales desplegaban en cientos de flores. El viento soplaba y parecía barrer de a ratos parte del colorido echándolo a volar por los aires. Esa brisa alcanzaba la base y la suma de todos los pétalos desplegaban grandiosos aromas en el lugar.

El encapuchado no se encontraba ajeno de la emoción de la dama y por momentos pensó dibujarla en su cuaderno. Sintió tal inspiración por ello que rápido fue a buscar su cuaderno y comenzó a dibujarla. Mientras lo hacía adquiría alegría y parecía también sentir la emotividad de ella. A todo esto, el gnomo miraba de reojo.

Luego de completar el dibujo, el encapuchado fue a sentarse junto a ella.

—Te pasas aquí por todo esto, ¿verdad?—le preguntó la dama.

—Sí, es el hogar de ellos— le dijo el encapuchado haciéndole referencias al gnomo y al hada.

—Entonces aquí es que puedes crear tu obra, aquí es que vive el que hace nacer las estrellas y crea mundos para los valores.

— Aquí una vez renuncie a seguir, realmente todo lo que somos o queremos hacer reside dentro de uno. Tú debes sentirte igual en el lago...

Hubo una pausa prolongada.

—Debo irme—le dijo la Dama del Lago levantándose.

Luego de unos momentos el encapuchado se levantó y buscó el cuaderno. Entonces abrió un portal y quedaron ambos viéndolo por unos instantes cuando la dama decidió continuar.

—Gracias— le dijo la dama y entró cerrándose el portal.

El encapuchado entonces se sentó en el suelo cuando sintió dentro de sí la voz del Árbol Eterno poniéndose en pié nuevamente. Entendió su mensaje y se dirigió hacia allá. El árbol lo estaba esperando.

—Ya veo que lograste vencer tus sombras—le dijo el Árbol Eterno.

—Todo gracias a ti y a ellos.

—Realmente las gracias son solo a ellos. Yo solo pronuncio palabras escritas en tu alma. La atención de los seres esta en ustedes. Tendrán muchas trampas en el camino y gracias a ello no caerán porque para hacer algo grande se necesita una razón.

Ya poseo una razón.

—Pero no la certeza de lo que harás. Tu me pediste mi sabiduría, pues te la ofreceré en dos encomiendas. Perpetua nuestra existencia y busca ya espacio en el cuaderno.

El encapuchado abrió rápido su cuaderno y esperó las encomiendas.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #20

jueves, 29 de julio de 2010

La Lucha por su Esencia

Se encontraba el encapuchado con la espada en mano tratando de alcanzar a la Dama del Lago. Ella agarró una piedra y la lanzó a Miedo golpeándolo fuertemente en el cuello. Miedo volteó y mandó a sus criaturas contra ellos. Entonces la Dama del Lago recogió un pedazo grueso de rama en el suelo y comenzó a atacar a las criaturas con fiereza.

— Realmente eres una ilusa. Tu no puedes enfrentarnos— le dijo Miedo a la dama.

—Mientras pueda luchar lo haré— le dijo la Dama del Lago.

—No sabes a lo que te enfrentas. Cada golpe que das es inmune a nosotros. Yo soy tu realidad—le dijo Miedo y por unos instantes desconcertó a la dama con su mirada y la dejó en el suelo.

Miedo iba a atacarla pero el encapuchado lo alcanzó con su espada y lo hirió letalmente. Esto hizo que perdiera sus fuerzas y poco a poco parecía desvanecerse en sombras.

—Siempre me tendrás a tu lado— le dijo Miedo dirigiéndose al encapuchado y terminó por desvanecerse completamente.

Hubo un silencio por unos instantes y todo parecía haber acabado pero el encapuchado se mantenía en silencio. Sabía que no era así. En esos momento apareció un golpe aparentemente de la nada hacia el encapuchado el cual esquivó con un salto de la lado con gran habilidad. Pudo ver que provenía de Pereza y este se lanzó otra vez hacia el encapuchado y este esquivó todos sus golpes.

—Ya se acabó, tengo que seguir mi misión— le dijo el encapuchado.

En ese momento, Pereza le lanzó otro golpe como para aplastarlo pero entonces el encapuchado detuvo sus enormes manos con su espada. Pereza pudo sentir la determinación del encapuchado.

—No puedes seguir, tu misión es imposible, es mejor que vivas seguro— le dijo Pereza e hizo a aparecer a Duda.

Duda apareció en nieblas hacia el encapuchado poniéndolo pensativo. El encapuchado comenzaba a perder fuerzas en la mano con la que resistía las manos del Pereza. Entonces apareció la hada y ataco a Duda. A su vez se lanzo, algo jadeante, el gnomo a atacarlo y alejaron a Duda. El encapuchado sintió entonces con mas fuerzas el apoyo de sus amigos y se lleno de valor.

—No hay nada seguro en la postergación— le dijo el encapuchado y se soltó de Pereza.

Rápidamente se lanzó entonces a Pereza y con todas sus fuerzas atacó provocando que se desvaneciera una parte del ser. Pereza parecia tener furia pero cedió a desvanecerse lentamente.

—Tu volverás a mi— le dijo Pereza antes de desvanecerse completamente.
La Dama del Lago se levanto del suelo y se dirigió hacia el encapuchado al igual que el gnomo y la hada. Cuando estaba cerca de el, el encapuchado volteó y comenzó a ver a Vicio que se encontraba a lo lejos. Al darse cuenta Vicio de ser visto este se desvaneció a si mismo.

— ¿Ya los eliminaste?— pregunto la dama.

—No, a ellos sólo se les puede vencer. Su fuerza es nuestra debilidad. Estuve mucho tiempo alejado de mi camino y ahora, gracias a ustedes, vuelvo a el.

Al decir esto el encapuchado se quedó pensativo cuando el gnomo le entrega nuevamente el cuaderno al encapuchado.

—Vayamos a la base, empecemos a restaurar lo olvidado.

El encapuchado asintió y juntos se dirigieron a la base.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #19

miércoles, 28 de julio de 2010

Confrontación de las Sombras

Se encontraba el encapuchado ajeno a lo que ocurría con el gnomo. Todavía se encontraba sentado sobre las raíces del Árbol Eterno pero se notaba ansioso. Le preocupaba que no hubiesen aparecido con su cuaderno y decidió levantarse e ir con ellos. Justo cuando se iba a despedir comenzó a escuchar movimientos de arbustos y fue contento hacia allá. Grande fue su sorpresa cuando no vio al gnomo y menos al hada. Era una figura humana femenina que rápido reconoció y cargaba consigo su cuaderno.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el encapuchado algo extrañado.

—Tu hada me trajo hasta acá— le dijo la Dama del Lago y le entregó el cuaderno— Creo que esto es tuyo, ¿qué está ocurriendo?

—Eso quisiera saber, salieron hace unos instantes por lo que debió haber ocurrido algo. Acompañame, iremos a la base— le respondió el encapuchado cuando abrió su cuaderno y creó un portal hacia la base.

Ambos cruzaron el portal y se encontraron frente a la base y de allí se podían ver las criaturas de las sombras algo lejano a ellos. Ambos se escondieron y bajo la dirección del encapuchado comenzaron a aproximarse silenciosamente. Mientras tanto, el gnomo se encontraba algo agotado de luchar. Se estaba enfrentando a todo el batallón de seres oscuros por su propia cuenta. Es entonces cuando una llamarada de fuego vino en su auxilio quemando a algunas de las criaturas de Miedo. El gnomo continuó luchando con más fuerzas cuando no pudo esquivar un golpe del enorme ser Pereza que lo lanzó hacia una roca. Estando allí, Miedo corrió para lanzarse y atacarlo con sus garras cuando una fuerza de la nada empujó el cuerpo del gnomo a un lado. Al ocurrir esto, Miedo no pudo detenerse y sus garras terminaron cortando grandemente la roca.

—Se que estas aquí— comenzó a decir Miedo— ¿por qué no te muestras?

Las palabras de Miedo cayeron al vacío mientras se escuchó un gran silencio perturbado sólo por el viento. Mientras tanto, el encapuchado logró rescatar al gnomo sin ellos percatarse y la hada pareció desaparecerse pero realmente fue junto al encapuchado. Estando todos allí y los seres aun sin descubrirlos, el encapuchado decidió abrir un portal para huir de allí. Iban a huir cuando la Dama del Lago intervino.

—¿Que son esas cosas?— preguntó la Dama del Lago.

—Son seres oscuros, se alimentan de nuestra renuncia a nuestras pasiones y ahora se han apoderado del lugar donde vivo— le respondió el encapuchado conduciéndola al portal.

Pero entonces la Dama del Lago se resistió a seguir.

—No, debes enfrentarlos— le dijo la Dama del Lago

— Imposible son muchos— respondió el encapuchado ansioso.

—Tu tampoco eres poco, ¿o acaso entregarás todo lo que te hace ser tu? No, ahora mismo vas y los enfrentas— casi ordeno la dama y se dirigió a los seres.

Al ver esto, sus manos temblaron por unos instantes pero entonces agarro su cuaderno y materializó su espada.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #18

domingo, 25 de julio de 2010

Los Guardianes

Se encontraba el encapuchado con las dos hojas y la semilla que le ofreció el Árbol Eterno en sus mano. Vio tan delicadas sus hojas que decidió guardarlas entre las páginas de su cuaderno.

—¿Dónde esta mi cuaderno?— se preguntó el encapuchado buscándolo.

—Se quedó cerca de la base. Lo escondimos porque Pereza lo anda buscando. Debes enfrentarlo ya— le respondió el gnomo.

A tales palabras, el gnomo le hizo señas a la hada y se perdieron entre las malezas. Nuevamente el encapuchado se encontró solo con el Árbol Eterno.

— Mis Guardianes, ¿cierto?— le preguntó el encapuchado con notable alegría.

—Muy cierto, cada ser nace con guardianes que los conducen y los protegen. Los guían por su camino mostrando su potencial. Son grandes espíritus que se desarrollan junto a la nuestra. Usualmente toman roles de amigos pero otras veces obtienen roles de seres realmente extraordinarios y mágicos— contestó el Árbol Eterno.

Mientras tanto, el gnomo y el hada se aproximaban cautelosamente hacia el escondite donde habían dejado el cuaderno. entonces escucharon ruidos y decidieron esconderse. Pudieron ver la enorme figura de Pereza buscando por todos lados. Al momento escucharon otros pasos y vieron a Miedo con sus criaturas de las sombras buscando el cuaderno también. Esto atemorizó bastante al gnomo y Miedo sintió su presencia rápidamente. Se hizo el desentendido por unos instantes y luego de hacer señas las criaturas de las sombras, estos descubrieron al gnomo y el hada. En ese momento el gnomo decidió luchar pero lo aguantaron fuertemente . Por otro lado, el hada logró escapar y huyó de todo aquello. Al gnomo lo ataron y las criaturas los rodearon. Pereza, Miedo, Duda y Vicio se acercaron a interrogarlo.

—¿Dónde esta su cuaderno?— preguntó Pereza al frente de los demás.

—Oculto. Ustedes no podrán detener que continúe su misión—respondió el gnomo.

—¿No? Pensé que ya lo habíamos hecho— intervino Miedo en burlas— De hecho, debemos soltar a esta diminuta criatura. No queremos que deje de cumplir cuidar a su amo.

Al decir esto, Miedo desató al gnomo.

—Llévanos a donde se encuentra el chico— le ordenó Miedo.

El gnomo se negó.

—Entonces, ¿qué más puedes hacer? Puedes buscar su cuaderno y lo obtendremos. No tienes otra alternativa.

—Sí— le respondió el gnomo molesto—¡ La de luchar!

Entonces comenzó a luchar con suma eficacia contra los seres y muchos apenas podían alcanzarlo debido a cómo se escabullía.

Mientras el gnomo luchaba por el encapuchado. La hada logró evitar a las criaturas de las sombras y obtuvo el cuaderno. Apenas podía alzarlo por su tamaño y arrastró con esfuerzo lejos de allí. Algo cansada, la hada abrió el cuaderno y pasó algunas páginas cuando luego de tocar lo escrito la hada extendió su mano y abrió un portal por donde se metió con el cuaderno.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #17



sábado, 24 de julio de 2010

Propósitos bajo el Árbol Eterno

Era ya de noche, y el encapuchado continuaba recostado del Árbol Eterno. Aun meditaba toda su vida recordando los momentos en que escuchó por primera vez al gnomo. Cuando descubrió su misión y creó en su cuaderno nuevos mundos. Entonces recordó cuando poseia una fuerza ilimitada para crear y como luego, al descubrir y luchar contra los seres Miedo y Vicio perdió su capacidad. Tras meditar esto, comenzó a pensar si su pérdida del camino fue gracias a estos seres.

—¿Qué meditas tanto?— le preguntó el Árbol Eterno al encapuchado quien se alarmó al escucharlo.

—Pienso el por qué no puedo aun continuar el camino como una vez lo comencé.

— ¿Qué meditas tanto? Tu misión aun esta inconclusa. Tu deber es continuar el sueño que se te fue impregnado en tu ser.

—Antes lo podía todo solo y me aventuraba con el gnomo y luego con la hada a cada misión con valentía en búsqueda de conocimientos que me ampliaran mis poderes.

—¿Qué sucedió con esos conocimientos?

—No me fueron suficientes. Sabía qué hacer pero no podía continuar. Tener los conocimientos no fueron suficientes.

—Todo cambia, y tu etapa de comienzo ya lo atravesaste. Caíste en las sombras de tu nueva etapa y ya estas en la transición de tu luz. El momento en que te enlazas a otra historia. Antes tu no estaba enfocada a ti. Pero ahora, todo se centra a tu propia leyenda. Encontraste lo que una vez pensaste que necesitabas abriéndote paso a continuar el sueño.

—No siento poseer las fuerzas para ello— dijo el encapuchado con el rostro bajo.

—Tus Guardianes y la hoja que se encuentra junto a la tuya te las otorgarán.

A tales palabras, escuchó unos pasos aproximarse. Esto alarmó al encapuchado y se levantó rápidamente. Entonces, de entre los arbustos del bosque apareció el gnomo un poco torpe y junto a él, volando y no emitiendo ruido alguno, el hada.

—¿Dónde rayos estuviste metido en todo este tiempo?— preguntó el gnomo exhausto.

—Justo aquí— le dijo el encapuchado un poco más enérgico.

En ese momento, de Árbol Eterno cayeron dos hojas atadas entre sí y cayeron frente a él sobre una aparente roca rojiza. Fue a recoger las hojas del suelo cuando se dividieron ambas por su unión. Entonces pareció escuchar al Árbol.

—"Esas hojas representan a ustedes y su unión. Esa bajo de las hojas es una semilla de este viejo Árbol que soy. Protégelas, que su unión ya esta escrita y esto une todos los propósitos"— le dijo el Arbol Eterno volviendo a mencionar cosas que apenas el encapuchado comprendía.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #16


martes, 13 de julio de 2010

Encuentro con el Árbol Eterno

Se encontraba el encapuchado en su base frente al enorme ser Pereza. Pensó por unos instantes ignorarlo y seguir pero entonces Pereza lo golpeó fuertemente dejándolo en el suelo. Nuevamente se encontraba en el suelo, causado por este ser del que no se podía librar. Se sentía cansado, dolido, soltando lágrimas que humedecían el suelo. No podía percibir su hada y el gnomo apenas podía ayudarlo tratando de luchar con la criatura.

—"No puedo, no puedo, no puedo"— se decía a sí mismo el encapuchado llorando.

Pronto comenzó a sentir una presión intensa causada por su frustración. Esto no lo dejaba respirar cómodamente. Sus pensamientos no permanecían quietos. Miles de cosas aparecían en su mente. Con las fuerzas que permanecían invisibles para él, un impulso lo hizo levantarse y con todas esas fuerzas huir hacia la espesura del bosque. Pereza pareció perseguirlo pero lo había perdido de vista. El encapuchado había empeñado todas sus energías en huir sin apenas conocer a donde se dirigía hasta que no pudo más y se detuvo. Su corazón no paraba de latir.

Comenzó a sentirse despierto cuando se percata de su alrededor. Se encontraba en un claro en la espesura del bosque. Entonces pareció sentir una presencia y notó un árbol gigante que resaltaba de entre los demás. Este se encontraba en la frontera de donde terminaba el bosque y comenzaba una extensa área de pastizales. El encapuchado sintió la necesidad de acercarse al árbol. Al estar frente a él, decidió recostarse de su tronco. Observando entonces el increíble follaje del árbol quiso comunicarse con el árbol de gran tamaño.

—Sin duda has visto pasar un gran número de historias alrededor tuyo. Has visto el linaje de cada planta y cada criatura de estas áreas. Debes ser un Árbol Eterno—le dijo el encapuchado y después continuó.— Sólo quisiera que me ayudes con tu sabiduría.

Entonces pareció escuchar al árbol dentro de sí.

—"Llevo años en este lugar. Poseo muchas historias bajo mi esencia que es la Armonía. En cada hoja se encuentra la historia de cada ser. Vos tienes una tarea muy poderosa. Harás algo fuera de lo común. Pero para ello necesitas Amor. Tu Inspiración te conducirá. Aquel rostro esta muy atado a tí y su lazo es muy intenso. Su deber es fortalecer y mantener ese lazo. Háganlo, pero debes continuar tu sueño. Esa es la clave de todo. Pronto se aclararan mis palabras"— le dijo el Árbol Eterno y se quedó en silencio.

El encapuchado se quedó confuso con estas palabras y se quedó meditando donde lo cogió la noche. Tenía en su mente a la dama del Lago.

Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #15