Se encontraba el encapuchado con la espada en mano tratando de alcanzar a la Dama del Lago. Ella agarró una piedra y la lanzó a Miedo golpeándolo fuertemente en el cuello. Miedo volteó y mandó a sus criaturas contra ellos. Entonces la Dama del Lago recogió un pedazo grueso de rama en el suelo y comenzó a atacar a las criaturas con fiereza.
— Realmente eres una ilusa. Tu no puedes enfrentarnos— le dijo Miedo a la dama.
—Mientras pueda luchar lo haré— le dijo la Dama del Lago.
—No sabes a lo que te enfrentas. Cada golpe que das es inmune a nosotros. Yo soy tu realidad—le dijo Miedo y por unos instantes desconcertó a la dama con su mirada y la dejó en el suelo.
Miedo iba a atacarla pero el encapuchado lo alcanzó con su espada y lo hirió letalmente. Esto hizo que perdiera sus fuerzas y poco a poco parecía desvanecerse en sombras.
—Siempre me tendrás a tu lado— le dijo Miedo dirigiéndose al encapuchado y terminó por desvanecerse completamente.
Hubo un silencio por unos instantes y todo parecía haber acabado pero el encapuchado se mantenía en silencio. Sabía que no era así. En esos momento apareció un golpe aparentemente de la nada hacia el encapuchado el cual esquivó con un salto de la lado con gran habilidad. Pudo ver que provenía de Pereza y este se lanzó otra vez hacia el encapuchado y este esquivó todos sus golpes.
—Ya se acabó, tengo que seguir mi misión— le dijo el encapuchado.
En ese momento, Pereza le lanzó otro golpe como para aplastarlo pero entonces el encapuchado detuvo sus enormes manos con su espada. Pereza pudo sentir la determinación del encapuchado.
—No puedes seguir, tu misión es imposible, es mejor que vivas seguro— le dijo Pereza e hizo a aparecer a Duda.
Duda apareció en nieblas hacia el encapuchado poniéndolo pensativo. El encapuchado comenzaba a perder fuerzas en la mano con la que resistía las manos del Pereza. Entonces apareció la hada y ataco a Duda. A su vez se lanzo, algo jadeante, el gnomo a atacarlo y alejaron a Duda. El encapuchado sintió entonces con mas fuerzas el apoyo de sus amigos y se lleno de valor.
—No hay nada seguro en la postergación— le dijo el encapuchado y se soltó de Pereza.
Rápidamente se lanzó entonces a Pereza y con todas sus fuerzas atacó provocando que se desvaneciera una parte del ser. Pereza parecia tener furia pero cedió a desvanecerse lentamente.
—Tu volverás a mi— le dijo Pereza antes de desvanecerse completamente.
La Dama del Lago se levanto del suelo y se dirigió hacia el encapuchado al igual que el gnomo y la hada. Cuando estaba cerca de el, el encapuchado volteó y comenzó a ver a Vicio que se encontraba a lo lejos. Al darse cuenta Vicio de ser visto este se desvaneció a si mismo.
— ¿Ya los eliminaste?— pregunto la dama.
—No, a ellos sólo se les puede vencer. Su fuerza es nuestra debilidad. Estuve mucho tiempo alejado de mi camino y ahora, gracias a ustedes, vuelvo a el.
Al decir esto el encapuchado se quedó pensativo cuando el gnomo le entrega nuevamente el cuaderno al encapuchado.
—Vayamos a la base, empecemos a restaurar lo olvidado.
El encapuchado asintió y juntos se dirigieron a la base.
Por Angel Yamil Ortiz Torres 2010 © #19
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